Márquez estaba eufórico y sorprendido a la vez por la conquista de su quinto título mundial en siete años, el tercero de MotoGP y el quinto seguido de España en la categoría reina.
«Es increíble no me lo esperaba, porque esta no es la realidad, que llegue cuatro carreras antes de acabar el título, sobre todo después de una pretemporada muy dura en la que se veía muy arriba la montaña, pero siempre me han enseñado, de pequeño, a confiar en mí mismo, como decía mi abuela, ‘hijo tu ve siempre hacia adelante pero con inteligencia’ y eso he hecho», ha reconocido eufórico. «Les dije a mis ingenieros de Honda, yo creo en vosotros, cambio al inicio del año pero os necesito en la segunda parte de la temporada y así ha sido, ahora la moto es más competitiva».
«Ya había avisado que aquí sería muy complicado, pero cuando he visto a Rossi caerse me he ido hacia delante a ganar la carrera, y luego cuando he visto lo mismo con Jorge… he empezado a cometer errores en cuatro curvas seguidas, me he puesto muy nervioso y me desconcentraba un poco», ha señalado tras derramar unas cuantas lágrimas en el podio.
«Pero bueno al final he podido ganar que es muy importante para Honda aquí en Motegi y me da un Mundial muy importante tras lo que pasó el año pasado. Se lo dedico a mi equipo y por supuesto a mi abuela, que la perdí este año», asegura.
«Todos los títulos saben muy bien, pero este tiene un regustillo especial por lo del año pasado, los errores de cometí, la presión y cómo acabó la temporada. Tenía muchas ganas de ganar este año para quitarme todo ese peso de encima y lo hemos conseguido. Con 23 años ya tengo la mano izquierda (5 títulos), así que no me voy a parar aquí y voy a por la derecha», ha señalado tras lograr el título 46 de la historia del motociclismo español.
«Ahora quedan tres carreras sin presión, donde me voy a divertir un poco más», ha añadido tras ganar un título como nunca lo había hecho antes, ganando la carrera y donde nunca lo había hecho, en Motegi.
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